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Durante los últimos años estamos asistiendo a escenarios de abusos de grandes empresas, principalmente de telefonía, sector eléctrico, entidades financieras e incluso nuestras administraciones públicas hacia los ciudadanos y hacia nuestras empresas.

Esos formularios preestablecidos que las grandes compañías llaman contratos, en los que tan solo una de las partes negocia sin dejar a la otra pactar nada, entre las que destacan las prácticas diarias de empresas de telefonía, eléctricas o entidades financieras, han comenzado a desmoronarse. Gracias en parte a las organizaciones de consumidores y sobre todo a la crisis existente que nos lleva, ahora sí, a cuestionarnos si lo que pagábamos todos los meses era o no correcto.

En cuanto a estos movimientos cuestionando lo que nos imponene estas organizaciones: ¿porqué no surgieron en época de bonanza? ¿porqué es ahora cuando surgen con fuerza?. Es cierto que dábamos por hecho que eran normales estos abusos y, ante la noticia de errores en los surtidores de gasolina que ponían menos combustible de la cuenta, mirábamos a otro lado pensando que esto no iba con nosotros.

Es en esta época de crisis donde comenzamos a cuestionarnos si estos abusos son o no correctos y comenzamos a reclamar, más que por la cuantía que comporta, por la indignación de que existan abusos de este tipo en la situación en la que nos encontramos.

Si repasamos los abusos más significativos a los que hago referencia, tenemos ejemplos claros de reclamaciones efectuadas a empresas de telefonía o eléctricas por deficiencias en el servicio o errores en la facturación en otras. Si nos centramos en abusos de ciertas entidades financieras, tenemos las clausulas suelo o participaciones preferentes entre otras y si vemos la gestión pública igualmente se detectan abusos en, por ejemplo, los cálculos de las plusvalías municipales referenciadas al valor catastral actual, en lugar de hacerlo al de cada momento que genera dicho incremento. Pensemos así en una plusvalía generada en 20 años habiendo revisado recientemente el valor catastral.

Afortunadamente ya se están viendo sentencias de los distintos tribunales, sobre todo Mercantiles y Civiles, en los que queda patente que los abusos de este tipo tienen todas las de perder si el contribuyente se acerca a los tribunales.

Que la crisis agudiza el ingenio es indudable, pero además de esto nos sirve para levantar la cabeza de la rutina y cuestionarnos dónde nos equivocamos, en qué momento del camino erramos el destino y dimos nuestra confianza a estas grandes organizaciones que abusan día tras día de su posición. Nada como volver atrás, reucperar el camino correcto y, por supuesto, reclamar y reclamar frente a los abusos de las grandes compañías.

Desde nuestra organización estamos preparados para atender sus necesidades desde este momento, para lo cual quedamos a su disposición.

¿Comenzamos a transformar?

 

Autor-Garre

Cristóbal Garre Murcia, abogado y economista.